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Los resultados positivos de las cuentas municipales de 2018 han permitido al gobierno de Gandía anular el Plan de Estabilidad Presupuestaria que impulsó en 2017 y que no llegó a entrar en vigor, dijo este jueves a Las Provincias el coordinador general de Economía del Ayuntamiento, Salvador Gregori.
El ejecutivo, al igual que todas las administraciones, está obligado a cerrar los ejercicios económicos con estabilidad presupuestaria, es decir, sin más gastos que ingresos.
Gregori explicó que en 2017 el Ayuntamiento tuvo que hacer frente al pago de 9,8 millones de euros por el rescate del aparcamiento del Prado, gestión que se llevó a cabo en la legislatura anterior, con Arturo Torró como alcalde, pero el abono a la mercantil no se llegó a realizar.
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Para cumplir con el compromiso del referido pago, el gobierno local solicitó un préstamo que motivó el déficit con el que finalizó 2017. En estos casos, la ley obligaba al Ejecutivo a introducir medidas correctoras, es decir, un plan de estabilidad, para lo cual se requiere la autorización de la Generalidad.
Gandía solicitó entonces el permiso al Consell, pero la respuesta demoró más de un año. “Nos respondieron este año, cuando ya habíamos cerrado las cuentas de 2018”, detalló Gregori.
Agregó que las cuentas municipales del año pasado cerraron con un sobrante de más de 13 millones de euros, por lo que tras más de un año Gandía ha podido ahora absorber el desajuste económico heredado.
Por ello, en el pleno municipal de este jueves, se aprobó derogar la petición al Consell, al ya no ser necesario el plan de estabilidad. La medida salió adelante con los votos del gobierno y la abstención del Partido Popular (PP).
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