El último eslabón de la cadena perteneciente a la red de billetes falsos del Real de Gandia fue condenado por la Audiencia de València a seis meses por un delito de asociación ilícita y a dos años de cárcel por el delito de expedir monedas falsas, pues según el tribunal, a pesar de no ser el cerebro de toda esta trama, fue de importancia dentro de la organización, y es que el detenido era quien se encargaba de la colocación del dinero elaborado en forma ilícita. Este ciudadano no pertenecía como tal a esta organización criminal, sin embargo colaboraba comprando el dinero fabricado.
Esta historia se remonta a hace diez años atrás cuando en un golpe de gran importancia en la Unión Europea se desmanteló una banda dedicada a la falsificación de billetes de 500 euros. En aquel momento se hallaron 8 millones en avanzado proceso y 850.000 euros ya finalizados. Fueron detenidas catorce personas y de igual forma procedieron a intervenir el papel utilizado para falsificar billetes, cuyo valor era de 700 millones de euros.
Todo comenzó con una operación llevada a cabo por agentes de la Udyco de la Policía Nacional de València, tras haber realizado una investigación sobre una organización de narcotraficantes quienes introducían cocaína a España. Las investigaciones fueron avanzando y se concluyó que paralelamente estaba trabajando una red que se dedicaba a la falsificación de billetes.
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Durante el procedimiento fue interceptado un envío desde China de un tipo de papel utilizado para la falsificación de euros, que incorporaba alunas medidas de seguridad.
La organización había instalado maquinarias bastante sofisticadas que habían sido adquiridas en Francia. En tal sentido en el año 2012 se celebró el juicio para esta red de falsificación y 10 personas fueron acusadas, ocho de ellos reconocieron los hechos y fueron condenados a 7 años de cárcel.